En las últimas 24 horas, se registraron más de 21 mil casos positivos de coronavirus y 469 fallecidos en Argentina. Por otra parte, la ocupación de camas supera el 64% a nivel nacional y 62% en AMBA. En el “Tanke de Búnker”, hablaron con Arnaldo Dubin, referente de la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva, para analizar estos números.
“La ocupación de camas ha bajado, no tan ostensiblemente. Obviamente, hay un alivio. La estadística que hace semanalmente la Sociedad de Terapia Intensiva, lo que tuvimos en el pico de la segunda ola, tuvimos una saturación casi completa, un 83% en el AMBA. Y esto significa un alivio, pero no significa que el sistema se haya recuperado. Por el contrario, sigue con mucha tensión. Venimos de un año y medio de trabajo continuo, hay centros donde trabajamos al 100% ocupación”, explicó.
Luego, añadió: “Las restricciones del gobierno fueron exitosas, en términos de disminución de contagios. Se ha traducido, de forma retardada, en el tiempo y la internación disminuyó en la terapia intensiva, seguramente lo haga más en las próximas semanas. También, por primera vez podemos vislumbrar un horizont, la llegada de vacunas, un plan de vacunación exhaustivo y eficiente. Permite proyectar para fines del invierno, un porcentaje importante de la población inmunizada. Y esto, se va a dar con un cambio en la situación epidemiológica. Pero hasta ese momento, siempre existen riesgos de rebrotes y tenemos que mantener los recaudo. Si bien la situación actual está un poco aliviada, la pandemia no terminó. Todo contrario, seguimos en un momento grave”.
El doctor, señaló que para septiembre se pueda recuperar una cierta normalidad: “La población más vulnerable, probablemente ya esté completamente vacunada. Y en los jóvenes, las gravedad es más baja. Todo hace prever que la situación mejore, pero tenemos que seguir cuidándonos. Es le mensaje que tiene que quedar”.
El estado del personal de terapia intensiva: “Está completamente quemado, para ser claro. Éramos pocos antes de la pandemia, la terapia intensiva estaba ligada a lo que se llama un estilo de vida negativo, mucha demanda física y guardias prolongadas. Hubo una sobrecarga emocional, por la vinculación permanente con el sufrimiento, la muerte y el dolor. Condicionan las condiciones que no son adecuadas. Todo esto hace que los profesionales de terapia sean una especie rara. Cada año queda libre la terapia intensiva, los médicos buscan otras especialidades, más fáciles y mejor remuneradas. En la pandemia hemos trabajado mucho más y ganamos lo mismo. Algunos compañeros no volvieron, otros fallecieron y otros no quieren hacer más terapia intensiva”.
“Los intensivistas somos una especie en extinción, hay que preservarlas y tomar medidas. Por ejemplo, los médicos no eligen la terapia porque los contenidos de la especialidad no están incluidas en las currículas de las facultades. Nosotros, desde hace cuatro años, dictamos terapia intensiva como una materia optativa. El año pasado, presentamos un proyecto para que se agregue a la cátedra”, sostuvo.
“Pese a todas estas condiciones adversas, el compromiso de la mayoría de los intensivistas es irrenunciable. Pero esto no alcanza, el compromiso personal de cada persona no es suficiente, tenemos que sumar muchos otros profesionales a la terapia intensiva. Y para esto, es necesario que haya condiciones laborales y remuneraciones apropiadas. Acá tiene que jugar fuerte el Estado”, remarcó sobre cuanto tiempo siente que puede soportar en la especialidad.
La variante Delta: “Es esencial el cierre de las fronteras y las medidas sobre los viajeros, limitando números. Como toda medida sanitaria durante la pandemia, ha sido cuestionado de forma malintencionada por una oposición que sólo busca réditos electorales. La variante Delta, hasta ahora, no ha tenido circulación comunitaria en el país, pero esto parece algo casi inevitable. Por lo tanto, las medidas de restricciones y cuarentenas de ingreso, son fundamentales. Afortunadamente, si bien es más contagiosa, no parece estar acompañada de más mortalidad. Pero es un amenaza potencial y debemos tener cuidado”.
“Una dosis de Sputnik V da una protección importante para evitar internación, contagio y muerte. Hay un estudio que hizo la provincia de Buenos Aires en la población entre 60 y 80 años con una dosis de Sputnik, demuestra la eficacia de la vacuna para reducir la internación y la muerte. Pero esto no es con la variante Delta, que requiere un esquema de vacunación completa. Por suerte también, hay una llegada masiva de vacunas y comenzó la producción nacional”, concluyó.